lunes, 24 de septiembre de 2012

La Reserva Federal está destruyendo la economía mundial


Publicado originalmente en El Clarín


El 13 de septiembre la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) anuncio la puesta en marcha del QE3, la tercera ronda de flexibilización cuantitativa. El QE3 corresponde a lo que se conoce también como la “plancha de billetes”, es decir imprimir billetes. Esa medida sería según Ben Bernanke, el presidente de la Fed, un estimulo económico destinado a reducir el desempleo en Estados Unidos. Pero por diferentes razones, el QE3 parece más bien marcar la destrucción de la economía americana y del mundo. Al aumentar la cantidad de dólares el QE3 traerá rápidamente dos fenómenos preocupantes para la economía mundial, la devaluación del dólar y el aumento del precio de las materias primas.

La devaluación del dólar se debe a una razón bastante simple, al aumentar la cantidad de un producto, en este caso el dólar, pierde valor. En un primer momento podríamos pensar que un dólar más bajo favorecerá la industria norteamericana volviéndola más competitiva en los mercados. Pero esa ventaja desaparecerá rápidamente por dos factores. Primero los países más ricos del mundo están viviendo sus propias crisis y por lo tanto ni Europa ni Japón ni China van a comprar productos norteamericanos. Estos países están reduciendo constantemente sus compras para reducir sus gastos. Por otro lado Europa y Japón han lazando sus propias flexibilizaciones cuantitativas, por lo que el euro y el yen también se están devaluando, y este año China también ha estado devaluando el yuan, por lo que nos encontramos frente a una verdadera guerra de divisas. La devaluación del dólar no lograra reactivar la industria norteamericana y por lo tanto el QE3 no reducirá el desempleo en Estados Unidos.

A nivel internacional, la devaluación del dólar significa un grave problema para la mayoría de los países, debido a las reservas en dólares que tienen los Bancos Centrales. Al perder valor el dólar, los Bancos Centrales perderán dinero. Esas son perdidas dolorosas para países como China que tiene 3 billones de dólares o para Chile que tiene aproximadamente un 50% de sus reservas en dólares.

A nivel interno el QE3 significara una nueva ola de inflación ya que al devaluar el dólar los norteamericanos perderán poder adquisitivo. Si ya hay cerca de 50 millones de norteamericanos que necesitan cupones de alimentos, es decir ayuda estatal, una nueva inflación solo incrementara la cantidad de pobres en Estados Unidos.

La inflación norteamericana se verá amplificada por el aumento del precio de las materias primas. Para entender las consecuencias de ese aumento, debemos recordar que el objetivo de las empresas son las ganancias, y por eso las empresas se “reestructuran” para mantener o aumentar los márgenes de ganancias. Por lo tanto el aumento de las materias primas significara un aumento en los costos de las empresas lo que se traducirá en un aumento de los despidos para mantener los niveles de ganancias de las empresas. La medida de Bernanke ira exactamente en el sentido contrario de su objetivo de reducir el desempleo.

Además debemos recordar que las tasas oficiales de desempleo han sido manipuladas desde la crisis de 2008. Eso se puede confirmar con un hecho bastante simple, Estados Unidos es un país que tiene un crecimiento demográfico de aproximadamente 1 millón de personas cada 5 meses. Sin embargo la población activa, los mayores de 16 años que pueden trabajar legalmente, no ha aumentado en los últimos 4 años. Eso significa que el gobierno hace desaparecer miles de personas de las estadísticas cada mes. Uno de los procedimientos utilizado es por ejemplo sacar de las listas a las personas que lleven demasiado tiempo cesante, considerando que en realidad no desean trabajar. Parámetro nuevo aplicado en una situación de crisis económica donde las empresas son reacias a contratar. Por ejemplo el banco que más da empleo en Estados Unidos, Bank of America, va a despedir 16 000 trabajadores.

¿Pero entonces esta medida no sirve a nadie? Anteriormente revisamos algunos de los sectores que van a perder dinero por culpa del QE3 pero existe un sector que se verá favorecido por esa inyección de dinero, la economía financiera. El dinero que está inyectando Bernanke llegara a los bancos con la idea de favorecer la entrega de créditos. Pero con tasas de intereses cercanas al 0% los bancos no ven ningún interés en realizar préstamos. Los bancos son una empresa y por lo tanto tienen como objetivo lograr ciertos niveles de ganancias. Eso significa que usaran estas grandes sumas de dinero en negocios que tengan mayor rentabilidad. Especularan en los mercados financieros, creando burbujas (inmobiliaria, materias primas y divisas). Este proceso ya ha empezado desde agosto con el comportamiento alcista de las bolsas que no corresponde a la tendencia recesionista de la economía real, donde la disminución de las producciones y los despidos masivos están a la orden del día. Después de dos flexibilizaciones cuantitativas ya sabemos que el dinero llegara a los bancos pero no llegara a la economía real.

Ninguno de los problemas estructurales que causaron la crisis financiera del 2008 fue resuelto. Ningún banquero fue enjuiciado y menos encarcelado, ninguna regulación del tipo Ley Glass-Steagall ha sido pronunciada. La desregulación de la Economía y el salvataje de los bancos han enviado un mensaje muy claro al mundo financiero, no solo los excesos no serán castigados sino que en caso de problemas las deudas privadas se transformaran en deudas públicas. En otros términos se le da un cheque en blanco para que los banqueros sigan apostando sin límites en el casino en el que se ha transformado el sistema financiero. Si ganan se llenaran de bonos pero si pierden los contribuyentes deberán sufrir la austeridad, el desempleo y el hambre para pagar las malas apuestas. “La política monetaria de EE.UU. destruirá el mundo” dijo Marc Faber al diario Bloomberg. El QE3 anuncia una nueva recesión pero esta vez las consecuencias serán aun más graves que en 2008, ya que la crisis será más dura y las grandes potencias económicas se encuentran en peor situación que hace 4 años, lo que llevara al mundo a una crisis económica tanto o más grave que la Gran Depresión de 1929.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Irán, Estados Unidos y la Guerra cibernética


Publicado originalmente en El Clarín


La mayoría de las personas da poca importancia a la guerra cibernética. El imaginario asocia las guerras a conflictos como la Segunda Guerra Mundial y no a una persona detrás de una pantalla. Las guerras son imaginadas con batallas llenas de soldados y tanques, a la imagen de las películas de Hollywood. Sin embargo la guerra ha cambiado mucho con el desarrollo tecnológico y la desaparición de conflictos entre grandes potencias desde la 2ª Guerra Mundial, remplazados por la llamada guerra subsidiaria (proxy war en inglés) o los conflictos entre la OTAN y un país débil (Irak, Afganistan, Libia, etc.). Desde la Guerra del Golfo las guerras de la OTAN han sido un reflejo de la importancia estratégica de las tecnologías de comunicación con, por ejemplo, la introducción de los drones o de los misiles Tomahawks guiados por GPS.

El uso de esas nuevas tecnologías bélicas influye en la evolución de las estrategias militares, como en el pasado la invención del tanque hizo posible la Blitzkrieg. Hoy, la pantalla está en el centro de los enfrentamientos. La pantalla del radar es indispensable para detectar los aviones con sistemas avanzados  de contramedidas electrónicas, que no solo son capaces de ser indetectables sino que pueden crear imágenes falsas con programas computacionales como el SUTER norteamericano. También están las pantallas que transmiten las imágenes de las cámaras de los drones y de los satélites a los centros de inteligencia o directamente a los pilotos de los drones, que manejan de manera remota un avión que está a miles de kilómetros. Las armas de última tecnología están directamente ligadas a las pantallas de los computadores y a los sistemas informáticos necesarios para su uso o para realizar las tareas paralelas al combate directo como información, logística o comunicación.

La guerra cibernética aparece entonces como un elemento clave de los conflictos al tener como objetivo los sistemas que sustentan el buen funcionamiento de un ejército y su armamento. Sin dudas Irán ha sido  un símbolo de ese cambio. El virus Flame detectado por Kaspersky Lab en 2012 es un claro ejemplo de lo que generalmente asociamos a un ataque cibernético. Era capaz de hacer capturas de pantallas o prender micrófonos para después enviar esa información a los creadores del virus. Flame entra por lo tanto en la dimensión más clásica de la guerra cibernética, el espionaje. Mientras los ataques se limiten a ese tipo de acciones,  los peligros de una guerra cibernética parecen lejanos. Solo es una versión virtual del antiguo espionaje donde se filtraban las estrategias o los planos de alguna arma enemiga. Pero Irán también ha sido el lugar de tres otros tipos de ataques que muestran lo que realmente está en juego en la guerra cibernética.

El primer tipo corresponde a un caso reciente cuando se ataco a través de un gusano informático las terminales petroleras iraníes, el 22 de abril de 2012. Las exportaciones del 80% de los 2, 2 millones de barriles de crudo que exporta dicho país a diario estuvieron cerca de ser paralizadas. Al haber creado tropas especializadas en los enfrentamientos cibernéticos, Irán pudo contener el ataque y mantener en niveles normales sus exportaciones. Pero ese ataque demostró la gran dependencia de las economías frente a los sistemas computacionales. Imaginemos ahora las pérdidas que podría significar una acción similar pero esta vez contra las grandes corporaciones internacionales o incluso las otras empresas petroleras de la región.  Las pérdidas podrían elevarse a  miles de millones de dólares dependiendo de la duración y el éxito de la operación. Un ataque a las grandes bolsas internacionales, como Wall Street, podría ser catastrófico no solo a nivel local sino que planetario en un mundo donde las bolsas están interconectadas en tiempo real. Recordemos que en Estados Unidos el 56% de las operaciones de capital son realizadas a través de computadores (“negociación de alta frecuencia”).

El segundo tipo de ataque cibernético es revolucionario. Se trata del ataque del virus Stuxnet, a las instalaciones nucleares iraníes en 2010, atribuido a Estados Unidos e Israel por el New York Times, en el cual se destruyeron 1000 centrifugas. Stuxnet demostró que un ataque cibernético puede ser tan destructivo como un bombardeo sin necesitar ningún avión, ninguna bomba ni ningún misil. Para realizar esa acción solo se necesito infiltrar el virus con un pendrive ya que el virus actuaba automáticamente una vez instalado cuando detectaba ciertos parámetros previamente elegidos por los programadores del virus. Pero existen muchos sistemas más vulnerables que podrían ser atacados solamente a través de Internet como sistemas de purificación de agua o centrales eléctricas. Lo revolucionario de ese tipo de ataque es que el mundo virtual tiene consecuencias en el mundo real, y esas consecuencias pueden ser destructivas.

El tercer tipo de ataque cibernético también tiene consecuencias revolucionarias. Se trata de la captura del drone RQ-170 el 4 de diciembre de 2011, lo que podríamos llamar la batalla de Kashmar. Primero debemos hacer referencia a las características de este drone. El RQ-170 está diseñado para realizar misiones de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR en inglés) por lo que fue diseñado con la mejor tecnología de camuflaje radar y es considerado como extremadamente poco observable (ELO en inglés). Para poder hacernos una idea del nivel de furtividad de este drone podemos usar el nivel de detección por radar (RCS en inglés) de 0.0000001 metros cuadrados mientras que los aviones de quinta generación norteamericano F-22 y F-35 tienen unos RCS de 0,0001 y 0,001 metros cuadrados respectivamente. El simple hecho de que uno de los aviones con mejor camuflajes de Estados Unidos haya sido detectado por Irán es una hazaña en sí. Pero lo más importante fue que después de la detección del drone, Irán fue capaz de manipular el avión a través de un ataque cibernético para forzarlo a aterrizar en la base aérea de Mashad. Existen diferentes versiones de cómo Iran lo habría logrado ya sea con la ayuda de China y/o Rusia o con el uso de una versión modificada de SUTER. Pero fuera de esas teorías lo más relevante es  que un arma de última tecnología haya sido secuestrada por el enemigo. El día de mañana los ataques cibernéticos podrían por lo tanto tomar el control de un drone pero también de un avión con piloto o de un misil balístico.

La guerra cibernética es asimétrica al tener gastos en personal y computadores muy inferiores respecto a  los costos asociados al desarrollo y producción de armamento tradicional, como aviones de guerra o misiles. Eso abre la posibilidad a que un país considerado como débil pero que haya invertido en un ejército cibernético pueda vencer una superpotencia como Estados Unidos. Al ser tan conectado e interconectado Estados Unidos es el país más abierto a posibles ataques cibernéticos, que podrían infiltrarse en los sistemas militares a través de los sistemas civiles. Las consecuencias de un ataque que solo tendría como objetivo las redes civiles serían catastróficas en un país donde el sistema eléctrico, los semáforos o los aeropuertos están conectados a Internet.