Publicado originalmente en El Clarín
El 13 de septiembre la Reserva Federal de Estados Unidos
(Fed) anuncio la puesta en marcha del QE3, la tercera ronda de flexibilización
cuantitativa. El QE3 corresponde a lo que se conoce también como la “plancha de
billetes”, es decir imprimir billetes. Esa medida sería según Ben Bernanke, el
presidente de la Fed, un estimulo económico destinado a reducir el desempleo en
Estados Unidos. Pero por diferentes razones, el QE3 parece más bien marcar la destrucción
de la economía americana y del mundo. Al aumentar la cantidad de dólares el QE3
traerá rápidamente dos fenómenos preocupantes para la economía mundial, la
devaluación del dólar y el aumento del precio de las materias primas.
La devaluación del dólar se debe a una razón bastante
simple, al aumentar la cantidad de un producto, en este caso el dólar, pierde
valor. En un primer momento podríamos pensar que un dólar más bajo favorecerá
la industria norteamericana volviéndola más competitiva en los mercados. Pero
esa ventaja desaparecerá rápidamente por dos factores. Primero los países más
ricos del mundo están viviendo sus propias crisis y por lo tanto ni Europa ni
Japón ni China van a comprar productos norteamericanos. Estos países están
reduciendo constantemente sus compras para reducir sus gastos. Por otro lado
Europa y Japón han lazando sus propias flexibilizaciones cuantitativas, por lo
que el euro y el yen también se están devaluando, y este año China también ha
estado devaluando el yuan, por lo que nos encontramos frente a una verdadera
guerra de divisas. La devaluación del dólar no lograra reactivar la industria
norteamericana y por lo tanto el QE3 no reducirá el desempleo en Estados
Unidos.
A nivel internacional, la devaluación del dólar significa
un grave problema para la mayoría de los países, debido a las reservas en
dólares que tienen los Bancos Centrales. Al perder valor el dólar, los Bancos
Centrales perderán dinero. Esas son perdidas dolorosas para países como China
que tiene 3 billones de dólares o para Chile que tiene aproximadamente un 50%
de sus reservas en dólares.
A nivel interno el QE3 significara una nueva ola de
inflación ya que al devaluar el dólar los norteamericanos perderán poder
adquisitivo. Si ya hay cerca de 50 millones de norteamericanos que necesitan
cupones de alimentos, es decir ayuda estatal, una nueva inflación solo incrementara
la cantidad de pobres en Estados Unidos.
La inflación norteamericana se verá amplificada por el
aumento del precio de las materias primas. Para entender las consecuencias de
ese aumento, debemos recordar que el objetivo de las empresas son las
ganancias, y por eso las empresas se “reestructuran” para mantener o aumentar
los márgenes de ganancias. Por lo tanto el aumento de las materias primas
significara un aumento en los costos de las empresas lo que se traducirá en un
aumento de los despidos para mantener los niveles de ganancias de las empresas.
La medida de Bernanke ira exactamente en el sentido contrario de su objetivo de
reducir el desempleo.
Además debemos recordar que las tasas oficiales de
desempleo han sido manipuladas desde la crisis de 2008. Eso se puede confirmar
con un hecho bastante simple, Estados Unidos es un país que tiene un
crecimiento demográfico de aproximadamente 1 millón de personas cada 5 meses.
Sin embargo la población activa, los mayores de 16 años que pueden trabajar
legalmente, no ha aumentado en los últimos 4 años. Eso significa que el
gobierno hace desaparecer miles de personas de las estadísticas cada mes. Uno
de los procedimientos utilizado es por ejemplo sacar de las listas a las
personas que lleven demasiado tiempo cesante, considerando que en realidad no
desean trabajar. Parámetro nuevo aplicado en una situación de crisis económica
donde las empresas son reacias a contratar. Por ejemplo el banco que más da empleo en Estados
Unidos, Bank of America, va a despedir 16 000 trabajadores.
¿Pero
entonces esta medida no sirve a nadie? Anteriormente revisamos algunos de los
sectores que van a perder dinero por culpa del QE3 pero existe un sector que se
verá favorecido por esa inyección de dinero, la economía financiera. El dinero
que está inyectando Bernanke llegara a los bancos con la idea de favorecer la
entrega de créditos. Pero con tasas de intereses cercanas al 0% los bancos no
ven ningún interés en realizar préstamos. Los bancos son una empresa y por lo
tanto tienen como objetivo lograr ciertos niveles de ganancias. Eso significa
que usaran estas grandes sumas de dinero en negocios que tengan mayor
rentabilidad. Especularan en los mercados financieros, creando burbujas
(inmobiliaria, materias primas y divisas). Este proceso ya ha empezado desde
agosto con el comportamiento alcista de las bolsas que no corresponde a la
tendencia recesionista de la economía real, donde la disminución de las
producciones y los despidos masivos están a la orden del día. Después de dos
flexibilizaciones cuantitativas ya sabemos que el dinero llegara a los bancos
pero no llegara a la economía real.
Ninguno
de los problemas estructurales que causaron la crisis financiera del 2008 fue resuelto.
Ningún banquero fue enjuiciado y menos encarcelado, ninguna regulación del tipo
Ley Glass-Steagall ha sido pronunciada. La desregulación de la Economía y el
salvataje de los bancos han enviado un mensaje muy claro al mundo financiero,
no solo los excesos no serán castigados sino que en caso de problemas las
deudas privadas se transformaran en deudas públicas. En otros términos se le da
un cheque en blanco para que los banqueros sigan apostando sin límites en el
casino en el que se ha transformado el sistema financiero. Si ganan se llenaran
de bonos pero si pierden los contribuyentes deberán sufrir la austeridad, el
desempleo y el hambre para pagar las malas apuestas. “La política monetaria de
EE.UU. destruirá el mundo” dijo Marc Faber al diario Bloomberg. El QE3 anuncia
una nueva recesión pero esta vez las consecuencias serán aun más graves que en
2008, ya que la crisis será más dura y las grandes potencias económicas se
encuentran en peor situación que hace 4 años, lo que llevara al mundo a una
crisis económica tanto o más grave que la Gran Depresión de 1929.