Originalmente publicado en El Clarín.
Este viernes 11 de enero de
2013, Francia inicio su intervención en Mali para luchar contra los terroristas
que están actualmente ocupando el norte del país. Las autoridades francesas han
presentado esta guerra como una guerra contra el terrorismo en ayuda al pueblo
de Mali y han recibido el apoyo unánime del Consejo de Seguridad de la ONU. Una
vez más nos vemos enfrenados a una supuesta “Guerra Humanitaria” pero no olvidemos
que, como muy bien decía Henry Kissinger, “las grandes potencias no tienen principios,
solamente intereses”. Los grandes medias se han mantenido callado a la hora de
explicar los intereses que llevan a Francia en un nuevo conflicto en África.
El primer elemento a tomar en
cuenta es saber quiénes son esos grupos terroristas que están luchando en el
norte de Mali. Después de la derrota de Kadafi en Libia, los tuaregs del
Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad (MNLA) volvieron fuertemente
armados a Mali en enero de 2012 y vencieron al ejército de Mali declarando
unilateralmente la región de Azawad como independiente, un objetivo buscado por
algunos grupos tuaregs desde los ’90 basado en sus diferencias étnicas con los
malíes. Pero rápidamente el MNLA vio sus intereses puestos en peligro por la
aparición de tres grupos armados de perfil islámico. Primero el grupo
fundamentalista islámico Ansar Dine, grupo malí formado por uno de los líderes
del movimiento armado tuareg a principio de los ’90, Iyad Ag Ghaly. Otro de esos grupos es el Movimiento por la
Unicidad y la Yihad en África Occidental (MUJAO por sus siglas en francés). El
último de esos grupos es Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI) que proviene del
Grupo Islámico Armado (GIA) de origen argelino. Uno de los hechos que la prensa
no entrega al momento de hablar de esos grupos es que algunos fueron financiados,
entrenados y armados por las fuerzas especiales qataríes durante el conflicto
en Libia. Es decir que los grupos cercanos a Al Qaeda que fueron aliados de la
OTAN en contra de Kadafi, y aliados hasta el día de hoy en Siria, son los
enemigos de Occidente en Mali. Una vez mas ser “buenos” o “malos” terroristas
depende de si luchan a favor o en contra de los intereses occidentales.
La población tuareg, de 1,5
millones de personas, es minoritaria en el norte de Mali, ya que solo hay 500
000 tuaregs frente a 6 millones de malíes, lo que podría dar cierta razón al
discurso de Hollande en el cual dice querer defender la mayoría de los civiles
malíes. Sin embargo es mucho más dudoso otro punto de ese discurso en el cual
el presidente francés dice que Francia no está protegiendo ningún interés económico
en el país africano.
Primero debemos recordar la
relación de Francia con África, no solamente durante el colonialismo sino sobre
todo en el periodo poscolonial donde Francia intervino unas sesenta veces para
mantener sus intereses en el continente. Un caso ejemplificador de la posición
“pro-democrática” de Francia fue el apoyo al gobierno hutu, con armamento,
durante el genocidio de los tutsi en Ruanda. En el caso particular de Mali
tenemos el precedente del apoyo de Francia a la dictadura de Moussa Traore que
estuvo 13 años en el poder, hasta 1991, después de derrocar el presidente
Modibo Keita, un presidente que no solamente buscaba crear una alianza panafricana
sino que quería usar el dinero obtenido de las materias primas a favor del
pueblo malí y que murió en la cárcel por tener tales deseos. Posición bastante
extraña de los “amigos de Mali”. Además después del Golpe de Estado en Mali en
marzo de 2012 liderado por Sanogo, 5 meses antes de las elecciones
presidenciales en las cuales no iba a participar el Presidente de la época
Amadou Toumani Touré, Occidente decidió realizar un embargo financiero y de
armamento a Mali, lo que complico aun más la capacidad de lucha contra los
grupos armados en el norte del país.
Pero es aun más importante ver cuales
son los intereses económicos de Francia en Mali para entender cuales son los
verdaderos objetivos que llevan al país galo a “ayudar” a los malíes. El primer
dato a tomar en cuenta es las grandes producciones de oro del país, que lo sitúa
como tercer productor de oro en África. Producción muy importante cuando vemos
el rol central que está retomando el oro en la crisis económica actual, donde
países como Alemania están empezando a repatriar sus reservas de oro. Pero sin
duda es aun más importante el descubrimiento de depósitos de uranio en Mali.
Con ambos datos empezamos a entender cuales son los intereses económicos que
busca Francia y peor aún, sabemos cuales serán las condiciones de vida que
esperan las poblaciones locales.
En el caso de la explotación de
oro tenemos el caso de la empresa francesa Bouygues, a través de su filial en
Mali SOMADEX, en la mina de Morila. En esa mina los trabajadores extraían el
metal precioso con arsénico y cianuro, pero sin ninguna medida de protección. Los
mineros no tenían ningún tipo de protección laboral lo que los transformaban prácticamente
en esclavos, razón por la cual realizaron una huelga en 2006. Además los
desechos contaminaban las napas freáticas de la región causando la muerte de
numerosos habitantes.
En el caso de la explotación de
uranio tenemos la empresa francés Areva, líder mundial de la producción de
energía nuclear. Esa empresa ya ha extraído más de 100 000 toneladas de uranio
en el Níger desde 1968 y ha sido una fuente de contaminación en el país.
Tenemos el caso de la ciudad de Akokan en donde se encontraron niveles de
radiación 500 veces superiores a la normal. También podemos considerar el hecho
que el hospital de los trabajadores de Areva, extrañamente, nunca ha detectado
casos de cáncer por razones laborales. Pero lo que demuestra con total claridad
el “interés” de la empresa en participar al desarrollo de Níger fue su posición
frente a un proyecto del Banco Mundial para luchar contra el hambre en ese
país. El proyecto que buscaba desarrollar la irrigación para fortalecer la
producción de arroz tenía un costo de 52 millones de dólares. El gobierno de Níger
le pidió a Areva 10 millones de dólares para financiar el proyecto. La
respuesta de la empresa fue que los problemas del Níger no eran los problemas
de Areva. Cuando consideramos que el Níger es el país más pobre de África y el
penúltimo país del mundo según el Índice de Desarrollo Humano, un país con una
esperanza de vida de 49 años, pero que sin embargo es el tercer productor mundial
de uranio entendemos cual es la posición de las empresas francesas en África.
Una posición que nos hace dudar de que Francia sea “amiga de Mali”.
Todo hace pensar que Francia
actúa en Mali bajo la lógica neocolonial buscando extraer a bajos precios, como
siempre lo ha hecho, las materias primas del país. Ese interés podría verse
beneficiado por la presencia de los grupos terroristas islámicos en la región,
financiado en gran parte por Qatar un país aliado de Francia que tiene cada vez
más influencia en el país galo como lo demuestra la compra de uno de los clubes
de futbol más importante de ese país, el Paris Saint-Germain. Ya pudimos ver
sus actos en Argelia con la toma de rehenes en una planta de British Petroleum,
rival de la empresa francesa Total , pero es muy probable que esos grupos
empiecen a actuar en otros países vecinos. El aumento de la inestabilidad en la
región, y la intervención militar francesa, podría favorecer la empresa
petrolera francesa Total que tiene una fuerte presencia en África y que ha
llamado el Sahel, y sobre todo la cuenca de Taudeni situada entre el Mali,
Argelia y Mauritania, el “nuevo Eldorado”.
La historia de colonialismo y
neocolonialismo de Francia en África es larga y llena de sangre, de la cual la
derecha pero también la izquierda han sido los artífices. Debemos recordar el
caso ejemplificador del gobierno del socialista Vincent Auriol que condeno a
más de un año de prisión, en una cárcel militar, al director de cine René
Vautier, condecorado por su trabajo en la Résistance durante la Segunda Guerra
Mundial cuando todavía era un adolecente, por la realización en 1950 del
documental “Afrique 50”(prohibido en Francia durante más de 40 años) en el cual
mostraba la explotación de los africanos en vez de mostrar las “bondades” del
sistema educativo colonial.
El presidente Socialista
Hollande parece seguir esa tradición francesa al enviar sus tropas al Mali a
pesar de la oposición de algunos líderes malíes altermundialistas, como la
feminista Aminata Traore que había anunciado hace varios meses la situación, o
de presidentes como Dilma Rousseff o del egipicio Mohamed Musri y a pesar de
saber que este conflicto es una consecuencia directa de la intervención de
Sarkozy en Libia y de la financiación de los grupos terroristas islámicos por
su aliado Qatar. Francia parece estar realizando una política militar que busca
mantener y fortalecer sus posiciones en
África, sobre todo en los países francófonos, lo que se conoce también
como Françafrique. Objetivo que apoya Estados Unidos al ver en esa política una
posibilidad de alejar China, y sus empresas, del continente africano. África
nuevamente ve como la sangre de sus habitantes es derramada por los intereses
geopolíticos de las grandes potencias mundiales.
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