miércoles, 24 de octubre de 2012

Estados Unidos está llevando el mundo a una Tercera Guerra Mundial



Publicado originalmente en El Clarín


El mundo unipolar que había logrado Estados Unidos con la caída del muro de Berlín no duro mucho. El resurgimiento de Rusia sumado a la aparición de China como superpotencia vuelve inevitable una reconfiguración del equilibrio mundial, ya no bipolar como en la Guerra Fría, sino multipolar. Los diferentes conflictos en los cuales Estados Unidos se está involucrado, particularmente con Siria e Irán, hacen pensar en el pronto inicio de una Tercera Guerra Mundial que pareciera ser la única opción para mantener su hegemonía.

Estados Unidos es un país joven, como todos los países americanos, que logro transformarse en la primera potencia mundial en apenas 100 años. Recordemos que es después de la guerra con México, entre 1846 y 1848, que Estados Unidos adquiere su tamaño actual anexando Arizona, California, Nevada, Utah, Nuevo México, Colorado, Wyoming, Kansas y Oklahoma e integrando Texas, mientras que Alaska fue comprado a Rusia en 1867. Si hasta la primera mitad del siglo XX las grandes potencias eran los países europeos, gracias a sus colonias alrededor del mundo, las dos Guerras Mundiales hicieron que Estados Unidos, alejado de la destrucción de los combates, apareciera como el gran ganador del conflicto mundial. Pero su hegemonía se vio constantemente amenazado por la Unión Soviética y el bloque comunista, hasta la caída del muro de Berlín.

Durante los ’90, Estados Unidos tuvo la gran posibilidad de imponer finalmente su imperio, pues ningún país en el mundo era capaz de interponerse con sus objetivos. Es en ese nuevo contexto que se inscriben las intervenciones de la OTAN en la Guerra del Golfo o en la Guerra de los Balcanes. Pero esas intervenciones militares no resultaron en una victoria decisiva de Estados Unidos.

Durante los 10 años entre la Guerra del Golfo y la Guerra en Afganistán, Estados Unidos pudo crear un Imperio a la imagen del Imperio Romano, o del Imperio Inca, es decir integrando poblaciones distintas, basándose en intereses mutuos, para que el mundo sintiera y quisiera ser norteamericano. Sin embargo el Imperio norteamericano cometió los mismos errores que el Imperio ateniense, al sumar vasallos en vez de aliados. Ni siquiera Europa escapo de esa visión del mundo y sigue siendo considerada como un posible enemigo, con la creación del euro por ejemplo, por lo que debe ser controlado. Una de las razones principales para atacar Oriente Medio es justamente dominar indirectamente Europa a través del control de sus fuentes de energía. Esa década perdida permitió, durante los primeros años del siglo XXI, la aparición de superpotencias capaces de opacar la omnipotencia norteamericana.

Rusia de la mano de Putin pudo salir de la grave crisis social, política y económica en la cual había caído Rusia con la caída de la Unión Soviética. La llegada de Putin como presidente interino fue justamente debida a la grave crisis financiera por la que paso el país en 1998 y que significo la renuncia de Yeltsin. Putin  centralizo el Poder, unifico las leyes del país y lucho para expulsar del poder político las oligarquías económicas. Política, basada en los deseos nacionalistas de volver a ver una Rusia fuerte, que ha recibido el apoyo de una gran mayoría de la población a lo largo de los últimos 12 años, superando el 70% de los votos en dos ocasiones con la elección de Putin en 2004 y de Dimitri Medvédev en 2008.

China apareció como otra superpotencia, de una manera más sorpresiva, o más bien de manera anticipada. Debemos recordar que entre 1839 y 1949, desde las Guerras del Opio hasta la Guerra Civil ganada por Mao Zedong, China fue un país azotado por las guerras y el colonialismo. Con el modelo de desarrollo de Deng Xiaoping, China se transformo poco a poco en la fabrica del mundo, apreciable con la aparición cada vez más frecuente del “Made in China” en los productos que consumimos. Eso permitió la entrada de China a la OMC en 2001, apoyado por Occidente que confiaba más en esta China capaz de reintegrar Hong Kong y probar que el “un país, dos sistemas” de Xiaoping era más que un eslogan. Las políticas de deslocalización de Occidente fueron aprovechadas por China no solamente para su crecimiento económico sino sobre todo para obtener el conocimiento técnico occidental y pasar de una producción de bienes de mala calidad a una producción que cada vez tiene menos que envidiar a las grandes marcas internacionales.

La hegemonía norteamericana se ve por lo tanto amenazada por el resurgimiento de Rusia, con su capacidad militar y sus reservas de petróleo y gas, y el despertar de China, segunda potencia económica mundial desde el 2011 y el país más poblado del planeta. La aparición de ambas superpotencias parecen marcar la llegada de un mundo multipolar, tendencia que parece ser confirmada por organizaciones como el BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) y la OCS (Organización de Cooperación de Shanghái) o la reaparición con fuerza este 2012 del Movimiento de los Países No Alineados y su XVI Cumbre en Teherán en la que participaron 120 países, a pesar de los intentos de boicot de Estados Unidos.

Estados Unidos se ve enfrentado por lo tanto a una posición muy incómoda, perder su posición como único líder mundial. La crisis económica que empezó en 2007 con la crisis subprime y que fue el detonante de la crisis financiera del 2008 no ha terminado aun y solo ha empeorando. El tamaño de la deuda norteamericana, no solo pública sino también de los hogares y sobre todo de los bancos, augura una grave crisis económica a nivel mundial que podría ser más grave que la Gran Depresión de 1929. Frente a esa situación Estados Unidos solo parece poder salvar su hegemonía a través de una acción que permita mantener la confianza del mundo en su moneda. Y lo único que sigue dando confianza en el dólar es su poderío militar, su capacidad de imponer su política. Por eso el gobierno norteamericano no puede reducir sus gastos militares, pues sería percibido como un signo de debilidad, y parece obligarlos a enfrentarse en un corto plazo a sus únicos rivales, Rusia y China.

El conflicto sirio y la tensión con Irán responden a ese único objetivo. Por razones geoestratégicas ni Rusia ni China permitirán una invasión norteamericana en Irán. Una intervención en Siria obligaría Irán a intervenir, debido a los tratados entre ambos países. Una guerra contra Siria o directamente contra Irán de Estados Unidos, o de la OTAN de la cual Turquía es miembro, significara un enfrentamiento con Rusia y China y por lo tanto el inicio de la Tercera Guerra Mundial. Lamentablemente las diferentes declaraciones del gobierno de Estados Unidos, y más recientemente de los candidatos presidenciales, y los movimientos de sus fuerzas armadas, no solo en Oriente Medio sino también en el Mar de China Meridional o con el Escudo Antimisiles, parecen indicar que ese momento se está acercando.

jueves, 11 de octubre de 2012

¿La crisis en España se resolverá con sangre?




Publicado originalmente en El Clarín

La crisis española sigue empeorando, económica y socialmente.  El gobierno parece haber cerrado las puertas a la Democracia, a diferencia de Islandia el único país europeo que hasta ahora ha resuelto la crisis financiera a través de un referendo y una Asamblea Constituyente, siendo también el único país que está saliendo de la crisis. Mariano Rajoy es testigo, a menos de un año de haber asumido la presidencia, de movimientos masivos como “Rodea el Congreso”, este 25, 26 y 29 de septiembre, en los cuales se exigió la renuncia de su Gobierno. El descontento es cada vez más generalizando entre los ciudadanos. Pero lo más preocupante es que ese descontento también ha sido expresado por los militares, abriendo la posibilidad a un Golpe de Estado, una Guerra Civil o una Revolución.

La situación económica en España es catastrófica y todavía no se percibe ninguna luz al final del túnel, más bien parece que el futuro solo será más oscuro. La tasa de desempleo ha llegado a un dramático 25% y los últimos datos entregados por Cáritas, una organización de la Iglesia católica que ayuda a los más desfavorecidos, nos muestran una España cerca del colapso. En 2007 la organización ayudaba a 370 mil personas pero en el 2011 llego a atender el triple, más de 1 millón de personas. Eso significo que tuvieron que aumentar la ayuda de 13,9 millones a 32,7 millones de euros, con el 39% de esa suma destinado a la  alimentación, demostrando que muchos españoles no pueden satisfacer esa necesidad básica.

Los españoles no solo están cada día en peores condiciones debido a la cesantía, a la inflación y al aumento de impuestos sino que su Congreso se ríe en sus caras y vota en contra de 3 proyectos de leyes que hacían eco a las demandas ciudadanas el día de la marcha “Rodea el Congreso”. El Congreso voto en contra de una ley para aprovechar los productos desechados por los supermercados (productos comestibles pero con pronta fecha de vencimiento), una ley para luchar contra la evasión fiscal y sobre todo una ley para limitar los sueldos de los políticos, que solo logro juntar 6 votos a favor. El mensaje fue claro, mientras el pueblo manifestaba en contra de la austeridad, los políticos demostraron que no están dispuestos a “apretarse el cinturón” como si lo han sabido exigir al resto del país.

La posición del gobierno frente al sufrimiento de su pueblo solo ha logrado aumentar el descontento lo que se ha traducido, según una encuesta del diario “El País”, en que un 91% de los españoles consideran que las manifestaciones masivas serán cada vez más frecuentes. Pero lo que más llama la atención es el 80% que cree que esas manifestaciones serán violentas. La incapacidad de la clase política, particularmente el PP y el PSOE, en canalizar y responder a las demandas de los españoles hace que la violencia aparezca cada vez de manera más legitima, al ver que las manifestaciones pacificas no están teniendo ningún efecto. Recordemos además que España en un país con una larga historia de violencia, entre las cuales podríamos nombrar la huelga general revolucionaria de 1934, la Guerra Civil Española, la ETA o el intento de Golpe de Estado el 23 de febrero de 1981.

Los militares también están viviendo en carne propia la austeridad y los recortes. Por ejemplo, desde el 1 de julio de 2012 los militares del Ejército de Tierra deben pagar la mitad de sus comidas, lo que es una baja salarial indirecta. Poco a poco diferentes organizaciones, o militares de forma anónima, han publicado críticas a las políticas del gobierno español. El 14 de julio la asociación más representativa de los militares españoles, el AUME (Asociación Unificada de Militares Españoles), se quejaba de los recortes salariales en las Fuerzas Armadas por parte de “una clase política que día tras día nos ilumina con bajezas, desaires y falta de ideas para afrontar esta situación” agregando que “no nos merece gran respeto salvo el obligado por nuestra función". En el diario de ultra derecha española, Alerta digital, también se publicaron cartas que reafirman ese descontento. Por ejemplo un coronel legionario, en una carta al Ministro de Defensa, dijo que “La lealtad a España es más importante que ser lacayo de un partido que la está destrozando” o un oficial de la Armada que termina su carta dirigida a los políticos con un claro “Dejad de reiros de nosotros, cabrones”.

Para empeorar aun más la situación, este 11 de septiembre se realizo en Barcelona una manifestación para una Cataluña Independiente. El conflicto entre Cataluña y Madrid es histórico y puede ser observado en muchos aspectos. Incluso en los partidos que enfrentan el Real Madrid y el Barcelona, por ejemplo cuando el central del Barcelona Gerard Pique dijo a sus rivales antes de una final“¡Os vamos a ganar la Copa de vuestro Rey!”. Los políticos y grupos independistas catalanes han aprovechado la crisis económica y social española para redirigir el malestar ciudadano hacia el gobierno central español, apoyándose en demandas históricas de un grupo que hasta ahora era minoritario. La posibilidad de una independencia de Cataluña ha sido fuertemente criticado por parte de algunos militares, asegurando que tendrían que tomar medidas drásticas pues la Constitución los obliga a defender la “integridad del territorio” y la “indisoluble unidad de la Nación española”. Sobre estos mismos hechos el Colectivo Alborán, compuestos por altos mandos militares del Ejército y la Armada, hablo de la muerte de “la España Constitucional” llamando a una “apertura de un nuevo proceso constituyente y que los políticos paguen por “sus tropelías y traiciones””.

Extrañamente el inconsciente colectivo asocia a Europa con la Democracia olvidando que el pasado de Golpes de Estado y dictaduras es mucho más fresco de lo que creemos. En Portugal la democracia llego con un Golpe de Estado en 1974, la Revolución de los Claveles, liderado por los militares del Grupo de los Nueve que pusieron fin a una dictadura que había empezado en 1926. En Grecia la Dictadura de los Coroneles duro de 1967 a 1974. En España, Franco fue jefe de Gobierno hasta 1973 y hubo un intento de Golpe de Estado en 1981. Al parecer esa tendencia podría reaparecer ya que según se filtro en la prensa europea, Grecia estuvo al borde de un Golpe de Estado en 2011, el cual no se realizo por la  renuncia del primer ministro Papandreu.

Esta situación se asemeja mucho a los años previos a la Segunda Guerra Mundial, de la cual la Guerra Civil de España fue justamente la antesala, con una Europa golpeada por la recesión. Además ya no parece haber grandes diferencias, o diferencia alguna, entre izquierda y derecha, al proponer ambos la austeridad como única salida. El posicionarse en la vereda de la oposición con una solución diferente  solo ha sido utilizado para ganar las elecciones pues una vez en el Poder los elegidos hacen lo contrario de lo que habían prometido en sus campañas, como vemos en Francia con el socialista Hollande y en España con el presidente de derecha Rajoy. Lo único que esto parece promover es el aumento de apoyo a los movimientos extremistas, como el partido nazi en Grecia, y la legitimación de la violencia. Lamentablemente, como bien dijo el diputado del parlamento europeo Nigel Farage, “Si piensan que la crisis de la zona euro se ha vuelto violenta, no han visto nada todavía”.

martes, 2 de octubre de 2012

La fiebre del oro


Publicado originalmente en El Clarín



Desde enero del 2000 el precio del oro ha aumentado en un 600%. China, segunda potencia económica mundial y líder de los países emergentes, es el primer productor y comprador de oro en el mundo. Este año, China ha triplicado la compra de oro a través de Hong Kong, según un artículo publicado en Bloomberg,  y desea transformar el Shanghai Gold Exchange en un mercado interbancario de oro, según un artículo del Wall Street Journal. George Soros, uno de los hombres más ricos del mundo, conocido por generar su riqueza en tiempos de crisis, como cuando participo activamente en la quiebra del Banco de Inglaterra en 1992, también está situando sus inversiones en oro. Incluso en Estados Unidos se planteo la posibilidad de volver al patrón oro en la Convención del Partido Republicano, siguiendo los planteamientos de la Escuela Austríaca actualmente de moda entre los neoliberales. ¿Pero por qué se está generando esa fiebre del oro?

La mayoría de las personas no lo sabe pero durante siglos las monedas eran hechas en metal, principalmente oro o la plata, y su valor correspondía al peso de esa moneda, por eso seguimos usando la palabra “plata” como sinónimo de dinero. Después de la 2ª Guerra Mundial, en los acuerdos de Bretton Woods, se decidió que el dólar iba a ser la moneda de referencia internacional. Eso significaba que los poseedores de dólares podían ir a los bancos y pedir que se cambiara los dólares por oro, con el precio de la onza de oro fijado en 35 dólares. Pero en 1971, debido al desequilibrio entre la cantidad de dólares en circulación en el mundo y el tamaño de las reservas de oro de Estados Unidos, se produce el llamado “Nixon Shock”, que es la decisión unilateral de Estados Unidos de romper el patrón oro e imponer un nuevo sistema monetario internacional, el cambio flotante.

Para comprender mejor el sistema actual debemos entender que los billetes son “dinero fiduciario”, es decir que su valor se basa en la fe o confianza que la comunidad tiene en él. Ese es uno de los problemas que ha surgido últimamente, la pérdida de fe en la moneda de referencia mundial, el dólar. A pesar de que muchos sigan creyendo que la economía norteamericana es la más grande y fuerte del mundo, existen muchos indicadores que demuestran algo muy diferente y que auguran el pronto colapso de la primera potencia del mundo.

El primer elemento a tomar en cuenta es el famoso PIB. Supuestamente el PIB de Estados Unidos, evaluado en unos 15 billones de dólares, es superior al de la segunda, tercera y cuarta economías combinadas, es decir China, Japón y Alemania. Sin embargo, Estados Unidos produce 10 veces menos acero que esos países y 3,5 veces menos autos. Además tiene 245 millones usuarios de Internet y 328 millones de celulares mientras que los otros 3 países combinados tienen 681 millones internautas y 1258 millones de celulares. Si sumamos a eso que Estados Unidos ha estado deslocalizando sus industrias, que ha realizado recortes en su presupuesto y que tiene un déficit comercial (importa más de lo que exporta), entonces nos damos cuenta que el único elemento que sustenta el PIB norteamericano es el consumo, el 73% del PIB de ese país. Y ese consumo solo ha sido posible gracias a la impresión constante de billetes, con una Reserva Federal que está comprando el 80% de la deuda emitida por el gobierno.

Esa burbuja se ha ido creando poco a poco, aumentando la deuda por crédito de 1 a 50 billones de dólares en los últimos 43 años, lo que corresponde justamente al período neoliberal. Mientras Estados Unidos demostraba ser la primera potencia del mundo el resto del planeta estuvo dispuesto a financiar el consumo norteamericano aplicando la lógica de las tarjetas de crédito, permitir el consumo confiando que en el futuro será capaz de solventar su deuda.

El problema es que ahora Estados Unidos ya no da tal confianza al resto de los países, e incluso algunos temen una posible quiebra de Estados Unidos lo que podría traducirse en el no pago de algunas de sus deudas. Si como decíamos anteriormente el dinero fiduciairo se basa en la confianza, entonces la confianza en el dólar ha prácticamente desaparecido y solo se sigue sosteniendo gracias a la fe en la capacidad militar de Estados Unidos. El dólar está en una posición frágil y su colapso podría ser causado por diferentes factores, como una crisis de la deuda norteamericana, una crisis financiera o una derrota militar.

Es frente a esa posibilidad, cada vez más alta, que los países han estado deshaciéndose poco a poco de sus reservas en deuda norteamericana y han vuelto a comprar oro y plata, que tienen un valor en sí a diferencia de un papel impreso. Entre 2004 y 2009 China duplico silenciosamente sus reservas de oro. Muchos creen que a finales de este año, o del próximo, anunciaran que las reservas se han duplicado de nuevo, o incluso más. De hecho según una publicación de Renmin Ribao, China estaría tomando medidas para sextuplicar sus reservas de oro, para protegerse de una segunda ola de recesión  considerada como posible en un informe del Banco de China. El hermetismo de las políticas económicas chinas les permite tomar medidas sin que el resto del mundo se entere, evitando las reacciones de los mercados frente a una posición agresiva de China sobre el oro, que produciría no solamente un fuerte aumento del precio del oro sino también una fuerte caída del dólar, lo que iría en contra de los intereses de China que tiene 3 billones de dólares en sus reservas.

En Chile, a través del presidente Piñera y del ministro de Hacienda, se nos ha repetido incesantemente que el país está preparado para resistir una nueva crisis, festejando que Chile siga aumentado su PIB cuando la economía mundial se está contrayendo. Sin embargo, las políticas de los últimos 15 años del Banco Central chileno parecen haber debilitado fuertemente la posición de Chile frente a una próxima crisis, sobre todo si se trata de una crisis del sistema monetario. El Banco Central mantuvo hasta 1996 unas reservas de oro de 660 millones de dólares, aproximadamente unas 11 toneladas, cifra que se redujo a la mitad en 2 años y que llego a unos ínfimos 2 millones de dólares en junio del 2000 cuando Chile vendió toneladas de oro que valían apenas 271 dólares la onza, mientras que hoy la onza de oro está por sobre los 1700 dólares y se espera que suba aún más este año.

Según el World Gold Council, en 2011 las reservas de oro del Banco Central de Chile eran de 200 kilos, cuando países como Perú o Brasil poseen más de 30 toneladas, situándonos en la posición número 100 en reservas de oro. Chile está por lo tanto siguiendo una política opuesta al resto de los Bancos Centrales del mundo que compraron 451 toneladas de oro en 2011. La excesiva ortodoxia de los economistas chilenos, seguidores de la escuela de Chicago, nos ha llevado a basar completamente nuestras reservas en dinero fiduciario, en pedazos de papel, ya sea billetes, bonos u otros, negando el valor y el rol histórico del oro, situando a la economía chilena en una posición muy delicada frente a una nueva crisis que podría traer de vuelta el patrón oro.