Publicado originalmente en El Clarín de Chile
La Guerra del Golfo marco un cambio radical en la Guerra. Fue el inicio de
la preponderancia de la Guerra de la Información, lo que Paul Virilio llama la
Guerra del Cuarto Frente, el nuevo frente de guerra después de la tierra, el
mar y el aire. Durante gran parte del siglo XX la guerra se centro en los
bombardeos aéreos y los enfrentamientos de las tropas en las tierras, lógica
que se aplico en batallas como la de Kursk o en guerras como la de Vietnam.
Pero el desarrollo de las telecomunicaciones significó una transformación
profunda de la guerra al modificar no solamente el tipo de armamento sino
también nuestra sociedad. Dos elementos que ejemplifican esa mutación son el
GPS, que permite guiar misiles como los Tomahwaks, y CNN, una cadena que
gracias a las redes satelitales podía transmitir en todo el planeta las 24
horas del día en vivo.
Ese rol central que tuvo CNN llevo a Baudrillard a decir que “La guerra del
Golfo no ha tenido lugar”. Pero parece más adecuado el análisis de Paul Virilio
en “La pantalla del desierto” donde plantea que si bien es verdad que la guerra
no ha tenido lugar en el suelo, ha tenido lugar en la tele. No solamente en la
televisión de los hogares sino también en las pantallas de los radares, de los
computadores o del Pentágono. Para entender ese fenómeno debemos considerar la
importancia que ha tenido la Velocidad en nuestra sociedad.
El rol central de la Velocidad, como lo habían percibido los futuristas,
puede ser ejemplificado con la evolución de las armas que ha ido de las lanzas
a las balas hasta llegar a los misiles balísticos intercontinentales. El desarrollo
de los medios de transporte, del tren al avión, paralelo al desarrollo de las
telecomunicaciones, del telégrafo al celular, son un reflejo de la importancia
que ha tenido el aumento de la Velocidad, es decir la contracción del Tiempo y
del Espacio, en nuestra sociedad. Actualmente gracias a Internet y las redes
satelitales hemos prácticamente suprimido las distancias, la geografía. Podemos
comunicarnos e incluso ver personas que están en otro lado del planeta en vivo. Hemos pasado de la visión a la
televisión (visión a distancia).
Haber pasado de la visión a la televisión significa que nuestra relación al
mundo es mediatizada por las pantallas, del computador, del celular, de la TV
pero también del radar. Creemos en lo que vemos porque “una imagen vale más que
mil palabras” pero olvidamos que cuando hay óptica, hay sobre todo ilusión
óptica. Más que una representación de la realidad, la imagen es ante todo edición,
photoshop, efectos especiales y descontextualización de las imágenes. "Se
puede convencer a las personas de cualquier cosa intensificando los
detalles" decía Bradbury. Esa idea es aplicada al pie de la letra por los
grandes canales que han entendido como usar las imágenes para poder imponer una
realidad, ya que como dice CNN “Está pasando, lo estás viendo”.
Es así como la mayoría de las personas se forman una idea sobre las guerras
a través de las 25 imágenes por segundo transmitidas por los medios de
comunicaciones masivos sin cuestionar en ningún momento la veracidad de la
información. La misma velocidad de la televisión vuelve nuestra relación con el
televisor reactiva y no reflexiva, para eso necesitaríamos tiempo.
La prensa apareció
inicialmente como el cuarto poder, una institución independiente y democrática,
capaz de fiscalizar el poder político y económico gracias a la libertad de
prensa. Pero hoy día esa independencia ha desaparecido casi totalmente debido a
que los media han sido comprados por grupos de poder como corporaciones, bancos
o industrias armamentistas. No entender que esos dueños tienen intereses
económicos en crear una opinión pública favorable a las intervenciones
militares ya sea para vender armamento, reconstruir un país o monopolizar las
materias primas es ser por lo menos ingenuo.
Es en ese contexto que debemos empezar a ver algunos de los engaños
mediáticos que han aparecido en los medias occidentales relacionados a la
Primavera Árabe. Por ejemplo las imágenes que mostraron todos los canales del
mundo, a partir de las transmisiones de Al-Jazeera y Sky News, de la entrada de
los rebeldes a la Plaza Verde y Baba al-Aziziya en Trípoli (Libia). Como lo
reconoció posteriormente el presidente del Consejo Nacional de Transición Mustafa
Abdul Jalil, en una entrevista al canal árabe de France24, estas imágenes
habían sido filmadas en escenarios construidos en Doha (Qatar). Tuvieron que
pasar 3 días después de la transmisión para que los rebeldes pudieran entrar
realmente a Trípoli.
Tomemos otro ejemplo de la guerra en Libia. Para demostrar el salvajismo de
Muammar al-Gaddafi se mostró una fosa común cerca de la cárcel de Abu Slim en
Tripoli con más de 1000 cuerpos victimas del gobierno libio. Esa noticia dio la
vuelta del mundo y confirmo para la opinión pública de Occidente la necesidad
de seguir bombardeando Libia para salvar su pueblo. Lo que los canales no
mostraron posteriormente fue la confesión del CNT de que en realidad no se
trataban de huesos humanos. La opinión pública se quedo con una versión falsa y
los medios de comunicaciones que siempre luchan por la libertad de prensa no encontraron
relevante corregir la información original para que el público pudiera formarse
una opinión lo más objetiva y verídica posible.
Consideremos ahora algunas de las mentiras que se han usado en el conflicto
Sirio. La BBC utilizó una foto de la guerra en Irak de 2003 para mostrar la
masacre de Hula, que fue adjudicada a las tropas de Assad. Siguiendo con la
masacre de Hula, los media no tuvieron ningún interés en hacer público los
informes de los cascos azules que explicaban que no se podía culpar con certeza
al ejercito de Assad de la masacre ya que la mayoría de las víctimas habían
sido asesinadas a quemarropa. Eso no correspondía a la versión de los rebeldes,
repetida por los media, según la cual el gobierno habría utilizado tanques para
atacar la población civil. Otro caso ilustrador es el video de un activista
sirio, Danny, que pregunta si están listos los bombardeos y los disparos antes
de ser entrevistado por CNN, confirmando que su testimonio era falso y que
tenía como objetivo manipular la opinión pública. Recordemos también que varios
miembros importantes de Al-Jazeera dieron sus renuncias al canal acusándolo de
entregar una información sesgada para atacar al régimen de Assad.
Para terminar debemos hacer referencia al elemento más representativo de
esa Guerra de la Información. El 20 de julio de 2012 empezó una operación que
consistía en bloquear la transmisión de los canales sirios a través de los
satélites ArabSat y NileSat para luego empezar una nueva transmisión de estos
canales, incluso manteniendo los mismos logos, que entregaba información falsa como
la victoria del Ejercito Libre Sirio, la deserción de soldados y en general
propaganda anti-Assad. Eso se realizo durante el ataque a Damasco con el fin de
crear en la población la sensación de que los rebeldes estaban ganando la
guerra. Sin duda podríamos considerarlo como una Psy-op (guerra psicológica) que
no fue efectiva debido a que el gobierno había anunciado durante los días
previos por la televisión a desconfiar de las transmisiones de los canales
nacionales si no aparecían los conductores y animadores oficiales.
La guerra moderna se ha alejado de la visión humana, del campo de batalla,
del enfrentamiento en tierra para dirigirse hacia la televisión, donde la
pantalla está en el centro del conflicto. Debemos tomar en cuenta que al ser
mediatizada, la realidad es distorsionada, incluso creada, según los intereses
de cada bando. Como decía Virilio, “No son solamente las bombas que son guiadas
por la televisión, es sobre todo la opinión pública.”
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